jueves, 8 de marzo de 2012


MUSEO TECNOLÓGICO DEL DECYT
Una micromuestra en la Fiesta del Potrillo

Desde ya hace un par de años la Secretaría de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología está en la búsqueda de un espacio físico para finalmente dar asiento a otra propuesta educativa para el Partido que desde hace mucho no puede salir de proyecto. La idea original de Fernando Córdoba, crear un Museo de Informática va tomando forma en torno a un proyecto de itineración de César Correa, pero con unos ribetes como los que ya nos tiene acostumbrados.
Desde diciembre Correa y sus tres ayudantes ad-honorem (Nelson, Julián y Manuel) están abocados a la restauración de piezas que consideran unas joyas, una tarea que no es fácil pues lleva mucha investigación, no sólo sobre la pieza en sí, sino en como restaurarla sin que pierda su valor histórico. Adoptaron la actual tendencia que habla de reponerlas al original, con los materiales que las constituyeron en su fabricación y si no es posible, no intervenir.
Contrariamente a la propuesta de los museos tradicionales “PROHIBIDO TOCAR”, plantean que la idea es tener visitantes en la muestra que puedan interactuar con las piezas, siempre bajo el cuidado del guía que plantea las actividades (única forma de hacer el recorrido).
“Somos nuevos en esto, pero creemos que los objetos nos tienen que contar su historia, la época en la que vivieron y cómo funcionan. En la reciente Fiesta del Potrillo, se expusieron 8 piezas que sorprendieron a más de un visitante: un nivel topográfico de industria Argentina de 1907 Oliva y Schnabl (que se transformaría en Lutz Ferrando), una máquina de escribir Corona de tres símbolos por tipo (lo que reduce la cantidad de teclas y que cumple 100 años, una calculadora de bolsillo FATE O de la década del ’70, un teléfono a magneto de los ’50 que presentamos desarmado para comprender su funcionamiento y otras piezas más. Lo que queremos con Fernando es que a través de objetos del pasado podamos comprender la evolución tecnológica que hemos vivido, hasta llegar al presente y no quedarnos allí, sino pensar en el mañana. Confiamos en que el contacto íntimo con objetos de ésta naturaleza pueden contribuir en la alfabetización tecnológica que se necesita en los tiempos que corren. Para dejar más en claro, mejor un ejemplo: hace tiempo le mostré una radio desarmada a un alumno (con una complicada juventud) y le expliqué como funcionaba, ahora es técnico en reparación de radares en la Armada Argentina, forjó su futuro y todo comenzó mirando unos transistores viejos. Ahora estamos en una idea que nos permitiría compartir no sólo las piezas, sino que éstas serían una parte dentro de un combo… Como todavía no tenemos un lugar para que Mahoma vaya al Museo, vamos tratar de llevarle el Museo…” –Comentaba Cesar Correa 

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